Este lunes arrancó la tercera reunión del Comité Internacional de Negociación (INC-3, por sus siglas en inglés) en la ciudad de Nairobi (Kenia), donde los representantes de 175 países tienen la tarea de afinar el borrador para un futuro tratado internacional sobre contaminación por plásticos, el cual deberá estar listo en 2024.

“Para hacer frente a la contaminación por plásticos, la humanidad debe cambiar. Debemos cambiar nuestra forma de consumir, de producir y de eliminar los residuos. Esta es la realidad de nuestro mundo. El cambio es inevitable. Este tratado, este instrumento en el que estamos trabajando, es la primera ficha de dominó de este cambio”, declaró el Presidente de Kenia, William Ruto, en la apertura de las negociaciones.

El tratado sobre contaminación por plásticos se desprende de una resolución aprobada por la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEA, por sus siglas en inglés), celebrada en febrero de 2022, en que los países pedían un instrumento que abordara el ciclo de vida de este material.

No un instrumento que se ocupe de la contaminación por plástico sólo mediante el reciclaje o la gestión de residuos. El ciclo de vida completo. Esto significa replantearse todo a lo largo de la cadena, desde el polímero hasta la contaminación, desde el producto hasta el envase”, manifestó Inger Andersen, directora ejecutiva del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), en su discurso de apertura.

“Tenemos que utilizar menos materiales vírgenes, menos plástico y sin productos químicos nocivos. Tenemos que asegurarnos de que utilizamos, reutilizamos y reciclamos los recursos de forma más eficiente. Y eliminar de forma segura lo que sobra. Y utilizar estas negociaciones para afinar un instrumento afilado e incisivo que nos permita labrar un futuro mejor, libre de contaminación plástica”, añadió.

Si bien algunos países concuerdan con las palabras de Andersen, las reuniones anteriores evidenciaron que otros prefieren un tratado centrado en la parte intermedia de la cadena de suministro, es decir, el diseño de los productos de plástico, con especial atención a los aditivos y sustancias químicas incluidos en la fabricación de los productos.

Asimismo, otros países opinan que el instrumento debería abordar la contaminación por plásticos que afecta el medio ambiente, teniendo en cuenta únicamente los aspectos relacionados con el final de su uso. Este es el caso de China, Estados Unidos, Arabia Saudita y otros miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), que prefieren centrarse en mejorar la gestión de residuos y el reciclaje en lugar de recortar drásticamente la producción.

Es por ello que, aprovechando la inauguración de las negociaciones, varias oenegés pidieron cerrar un tratado ambicioso. “Es una necesidad para proteger a la humanidad y salvaguardar nuestro entorno”, dijo Marian Ledesma de Greenpeace a la AFP. “La producción plástica debe reducirse un 75% para 2040 con el objetivo de evitar las consecuencias irreversibles de la crisis climática”, insistió.

De hecho, las oenegés fustigaron la creación de una coalición que, según el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés), defiende un “enfoque estrictamente voluntario y determinado a nivel nacional, en vez de reglas mundiales restrictivas”. Rusia, Irán y Arabia Saudita son miembros de esta coalición.

Esta tercera reunión se extenderá hasta el 19 de noviembre de 2023. La precedieron una reunión realizada en noviembre del 2022 (INC-2) en Punta del Este (Uruguay) y otra en junio de 2023 (INC-2) en París (Francia).

Borrador cero: el punto de partida

Los países inician esta tercera ronda de negociaciones valorando un texto elaborado por la presidencia del INC-3, conocido como “borrador cero”. Las bases de este documento se establecieron en la INC-2, allí se establecieron 12 prioridades, entre ellas: medidas relativas a polímeros plásticos primarios, la eliminación gradual del suministro, reducción de microplásticos, etc.

Sobre esas prioridades, la presidencia del INC-3 publicó el primer borrador en septiembre con tal de que los países pudieran revisarlo con miras a la reunión que esta semana tiene lugar en Nairobi. Por tanto, las reglas escritas en este borrador no son las finales, sino puntos a negociar por los países.

Este borrador se centra en programas de educación, cooperación internacional, financiación, entre otros. Sin embargo, los principales temas giran en torno a las medidas para la eliminación de productos plásticos, la definición y dimensión de los problemas actuales generados por estos materiales, las soluciones y los planes nacionales.

Con respecto a las medidas para la eliminación de productos plásticos, el borrador se enfoca en los polímeros plásticos primarios, en los químicos y polímeros preocupantes y en los productos problemáticos y evitables, como son los microplásticos. El documento establece que las partes no podrán permitir que la producción de estos materiales supere el objetivo global que finalmente se establezca.

En cuanto a los problemas que se definen en este borrador, la presidencia se enfocó en analizar la situación de las emisiones de sustancias químicas peligrosas, los microplásticos y la contaminación del plástico que hay en el mar. Es por ello que también se establecieron medidas para reducir al máximo esta situación y se busca que cada país colabore en identificar las zonas prioritarias en los océanos.

Por otro lado, en el texto se buscan soluciones a los problemas asociados al plástico, como el manejo de los residuos o los sustitutos no plásticos; para ello se escriben distintas opciones y en el INC-3 se escogerá la más adecuada según acuerden los países.

Dentro de estas soluciones, se busca una manera en la que los países apliquen los sustitutos no plásticos en sus planes nacionales, además de aplicar programas de responsabilidad a los productores de plásticos. Por ejemplo, para la eliminación de químicos preocupantes, una opción es que los países no permitan el uso de materiales peligrosos en la producción de plásticos antes de una fecha que será definida en el futuro.

Uno de los puntos que parecen ya definidos es la descripción de los problemas actuales, en específico el de la contaminación por plástico en el mar. En el borrador se señala que cada país deberá hacer público los tipos de contaminación por plástico más habituales. 

Para los sustitutos a los plásticos, el documento también muestra opciones. Una de ellas es que cada país deberá garantizar que los plásticos alternativos sean seguros para el medio ambiente y sostenibles a largo plazo.

La necesidad de un tratado

En tiempos como los de hoy, donde la contaminación cada vez es más evidente en la vida diaria y se pueden encontrar microplásticos hasta en la placenta humana, un tratado para regular la contaminación por plásticos se hace necesario. 

De seguir la trayectoria actual, la producción anual de plásticos podría triplicarse en cuatro décadas, y menos del 10% de esta producción se recicla. Los plásticos también contribuyen al calentamiento global: en 2019 representaron el 3,4% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero (GEI), según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico​ (OCDE).

La contaminación por plásticos no sólo afecta la salud y el ambiente sino también la economía de los más pobres. Según un informe de WWF, el costo real de lidiar con la contaminación por plásticos -debido a sus impactos en el medio ambiente, la salud y la economía- puede ser hasta 10 veces superior en los países de ingresos bajos, a pesar de que consumen casi tres veces menos plástico per cápita que las naciones de renta alta.

Según este informe, el costo total de un kilogramo de plástico a lo largo de la vida es de unos 150 dólares en los países de ingresos bajos y medios, ocho veces más que los 19 dólares/kilogramo de los países de ingresos altos. Los cálculos evidencian que los países de ingresos bajos soportan costos de 200 dólares por kilogramo.

“Nuestro sistema de plásticos de extraer, fabricar y desechar está diseñado de una manera que afecta injustamente a los países más vulnerables y desfavorecidos de nuestro planeta. En lugar de resolver la crisis mundial de contaminación por plásticos de la forma más eficiente, el sistema traslada la mayor parte de los costos a quienes están menos preparados para gestionarlos, sin responsabilizar a quienes producen y utilizan los productos en primer lugar”, comentó Alice Ruhweza, directora senior de Política, Influencia y Compromiso de WWF Internacional.

El plástico está en todas partes: no sólo en envases de alimentos, aparatos electrónicos, muebles o ropa, también en el aire que se respira e incluso en la lluvia. Los microplásticos también son ingeridos por la vida marina, llegando a la mesa de las personas por medio de la cadena alimenticia.

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