“No podemos seguir siendo reactivos a los impactos del cambio climático y debemos actuar desde antes”, manifestó Alejandro Picado, presidente de la Comisión Nacional de Prevención de Riesgos y Atención de Emergencias (CNE), a manera de invitación para sumar al sector privado previo a que ocurra un desastre.

“Usted siempre ve al sector privado respondiendo y ofreciendo ayuda después de un desastre. Pero, ¿qué podemos hacer para incorporarlo desde antes?”, continuó Picado.

Precisamente, y mediante el fortalecimiento de las alianzas público-privadas, la CNE espera que las empresas puedan sumarse a los esfuerzos por preparar a las comunidades en prevención y respuesta, también, capacitándolas para que funcionen como sistema de alerta temprana e incluso creando un fondo solidario que permita asegurar, por ejemplo, el menaje de las casas.  

“El sector privado tiene un rol fundamental en la prevención y mitigación, y no solo en la respuesta”, destacó Picado, quien se encuentra participando de la Conferencia de las Partes (COP27) de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, que se realiza en la ciudad de Sharm el-Sheij (Egipto).

De hecho, la idea de involucrar al sector privado en la gestión de riesgo es una de las propuestas que presentará CNE como parte de su agenda en COP27. Según Picado, el objetivo es mostrar lo que está haciendo Costa Rica y proponer al país como “laboratorio” de iniciativas de adaptación que se ejecuten a partir de alianzas público-privadas.

Debido a las fuertes lluvias, ocurridas en setiembre de 2022, muchas familias en Desamparados y Aserrí se vieron afectadas por las inundaciones.(Créditos: CNE)

Alerta temprana

En el marco de la COP27, Antonio Guterres, secretario general de las Naciones Unidas, recalcó la importancia de los sistemas de alerta temprana, dado que aquellos países con una cobertura limitada tienen una mortalidad por desastres ocho veces mayor que los países con una cobertura sustancial o completa.

Los sistemas de alerta temprana permiten reducir los daños a las personas y a los bienes antes de que se produzcan peligros inminentes (como tormentas, sequías y olas de calor). Los sistemas multiriesgo permiten abordar varios peligros que pueden ocurrir de manera simultánea o en cascada, como los derivados del cambio climático. Incluso, estas herramientas permiten no solo advertir del impacto inicial sino también de los efectos de segundo y tercer orden (por ejemplo, los brotes de enfermedades tras las fuertes lluvias).

“El número de catástrofes registradas se ha multiplicado por cinco, impulsado en parte por el cambio climático inducido por el hombre y el aumento de las condiciones meteorológicas extremas. Se espera que esta tendencia continúe. Los sistemas de alerta temprana son una medida de adaptación al clima probada y eficaz, que salva vidas y dinero", dijo Petteri Taalas, secretario general de la Organización Meteorológica Mundial (OMM).

Según un informe realizado conjuntamente entre la OMM y la Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNDRR, por sus siglas en inglés), la mitad de los países no cuentan con sistemas de alerta temprana para peligros múltiples. Y si se hace foco en los países en desarrollo, menos de la mitad de estos y solo un tercio de los Estados insulares disponen de estas herramientas.

En este sentido, el informe no solo recomienda invertir en la parte tecnológica de los sistemas de alerta temprana sino también en el conocimiento de los riesgos y el desarrollo de capacidades por parte de las comunidades para así asegurar una pronta respuesta.

Volviendo la mirada a Costa Rica, y como parte de sus labores, la CNE viene capacitando a comunidades en gestión de riesgo y se han creado sistemas de alerta temprana mediante la Red del Clima, que consiste en la unión de varias comunidades que se organizan para dar reporte diario de las condiciones del tiempo.

Vecinos comprometidos de San Gabriel de Aserrí, por ejemplo, utilizan esta red para reportar cuando los pluviómetros marcan 65 milímetros, ya que eso significa que la saturación de los suelos es alta y existe una alta probabilidad de deslizamientos. “Esta comunidad y las que se encuentran en la Red del Clima ya se encuentran capacitadas para saber cómo proceder ante esta situación, cómo activar al Comité Comunal de Emergencia, habilitar albergues, evacuar a las comunidades”, destacó la CNE en sus redes sociales.

Asimismo, y gracias a más de 500 radios digitales, los comunitarios pueden vigilar las principales cuencas de los cantones y brindar al menos tres actualizaciones diarias.

En octubre de 2022, la CNE capacitó a 25 comunidades aledañas a la cuenca del río Sarapiquí para que así formen parte del Sistema de Vigilancia de Inundaciones y Sequías.(Créditos: CNE)

Para Picado, darles a las personas la oportunidad de tomar datos no solo les brinda insumos que enriquecen la acción, también, les facilita la participación en la toma de decisiones. “Eso es muy positivo porque hace que las personas entren en el proceso de la gobernanza del riesgo y eso significa que ellos mismos pueden tomar decisiones y dar seguimiento. No están esperando a que otros les solucione”, destacó el presidente de la CNE.

El reto está en mantener esas comunidades activas y capacitadas, y es allí donde la CNE visualiza el aporte de las empresas privadas al ser, ya de por sí, actores en los cantones donde tienen sus operaciones. Mediante alianzas público-privadas, las empresas no solo pueden participar activamente en las redes comunitarias sino que también pueden ayudar a gestionar las capacitaciones.

“Nos falta una oficina de seguimiento y ya, a nivel de la CNE, estamos trabajando en ello. Eso significa que iremos a las comunidades a ver si siguen activas y si ponen en práctica los ejercicios, si están preparadas. De esta forma podremos hacer una articulación con el gobierno local para que, cuando llegue el día de la lluvia, no nos enfrentemos a situaciones de que quienes viven cuenca arriba no avisaron porque no se activó el chat que se usaba durante el entrenamiento, por poner un ejemplo”, comentó Picado.

Fondo solidario

Frente a un evento meteorológico extremo, las personas pueden perder sus cosechas y modos de vida, así como sus casas y otras pertenencias.

Con el fin de hacer el mercado de seguros más accesible a personas vulnerables o pequeños finqueros, la propuesta que quiere hacer la CNE al sector privado es la creación de un fondo solidario que facilite mecanismos de aseguramiento para que las personas puedan proteger sus modos de vida e incluso el menaje de su casa.

Según Picado, si bien ya existen seguros de cosechas y también a la propiedad, estos no necesariamente alcanzan a todas las personas. “Muchos están dirigidos a la clase media y alta”, destacó Picado. “Lo que estamos proponiendo es un sistema solidario, no asistencialista”, continuó el presidente de la CNE.

Por el momento, todo el planteamiento de alianzas público-privadas se encuentra a nivel de idea. Los “cómo” se trabajarán una vez los funcionarios regresen a suelo tico tras haber participado en la COP27.

Carretera dañada por las fuertes lluvias experimentadas en la estación lluviosa del 2022.(Créditos: CNE)
Gobierno tramita crédito de $700 millones para infraestructura

Entre 2005 y 2022, los daños a la infraestructura vial –derivados de los impactos de eventos meteorológicos extremos y la falta de mantenimiento- le costaron al país aproximadamente $1646 millones, según datos de la CNE.

Con el fin de atender esa infraestructura pública y evitar una emergencia mayor, el Gobierno está tramitando un crédito por $700 millones con el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE).

Ese dinero se utilizará en reparar y reconstruir 2.494 obras de infraestructura pública que se encuentran en “riesgo inminente” como carreteras, puentes, vías ferroviarias y centros educativos, entre otros.

Según el inventario realizado por la CNE, se trata de 150 carreteras, 82 puentes, 72 vías ferroviarias, 38 centros educativos y 2.152 viviendas en condición de riesgo.

Aparte del aumento a la exposición a eventos meteorológicos extremos, la falta de mantenimiento de las obras y el vencimiento de la vida útil de las mismas se suman como factores determinantes de su deterioro.

 “Los puentes se están cayendo no solo por influencia del cambio climático sino también por la falta de mantenimiento”, señaló Alejandro Picado, presidente de la CNE.

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