Para el último trimestre del año, se prevé que ocurra un evento de La Niña, fase fría del fenómeno El Niño-Oscilación del Sur (ENOS), la cual vendría a relevar al actual El Niño (fase cálida) que ha sido en parte responsable de las altas temperaturas del 2023 y lo que va del 2024.

Según la Organización Meteorológica Mundial (OMM), El Niño alcanzó su punto máximo en diciembre de 2023 y permanecerá hasta mayo de 2024, a partir de este mes se entrará en una fase neutra. La Niña, por su parte, estaría apareciendo entre setiembre y octubre.

Vale recordar que el actual evento de El Niño relevó al triple episodio de La Niña que se formó a mediados de 2020 y permaneció hasta principios de 2023. Ahora, y según las previsiones de OMM, se volvería a fase fría del ENOS en este 2024.

“2024 estaba en camino de ser otro año muy cálido, posiblemente un año récord, pero las posibilidades de que esto ocurra podrían disminuir si nos dirigimos rápidamente hacia un fenómeno La Niña”, declaró Carlo Buontempo, director del Servicio sobre Cambio Climático de Copernicus (C3S), a AFP.

Costa Rica no escapa a la influencia de El Niño y La Niña. Ya se sienten los impactos del primero en la biodiversidad, recurso hídrico y fuentes de energía, así como en la ferocidad de los incendios forestales. En cuanto a La Niña, el Instituto Meteorológico Nacional (IMN) sigue de cerca su evolución.

“La Niña es el modulador de mayor peso en el comportamiento de las lluvias en el país. Desde el punto de vista de monitoreo, tendremos que redoblar el esfuerzo en el segundo semestre del año”, comentó Werner Stolz, director del IMN.

Si llegamos a tener un evento de La Niña conjuntamente con un mar Caribe cálido, ese dipolo en la distribución de temperatura por lo general resulta en estaciones lluviosas muy fuertes”, agregó.

Por ello, el IMN presentó el Pronóstico climático del 2024, esto con el fin de proveer de información para la toma de decisiones en favor de la articulación del trabajo de la Comisión Nacional de Emergencias (CNE), el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) y Acueductos y Alcantarillados (AyA).

Ante este pronóstico, CNE se prepara para atender las emergencias que ocurran durante la estación lluviosa. En este sentido, -y según declaraciones del director de gestión de riesgo, Wálter Fonseca- más de 500 comités municipales están listos para dar la primera respuesta. También se están reabasteciendo las bodegas de la institución.

En el marco de la iniciativa “¡De Una!”, se están coordinando jornadas de limpieza en ríos ubicados en distintas comunidades, esto con tal de mantener los causes libres de basura y así evitar taponamientos cuando ocurran los aguaceros.

En cuanto a monitoreo comunitario, el proyecto “Comunidad Pellizcada” ha instruido a más de 490 comunidades para que puedan identificar los riesgos a los cuales se exponen y así diseñar un plan de prevención y respuesta.

Asimismo, el abordaje de las medidas para este 2024 incluye el seguimiento de las acciones tomadas en 2023. El sector agrícola es ejemplo de ello. Según el viceministro Fernando Vargas, se movilizaron una serie de recursos a través de instrumentos financieros para que los agricultores y finqueros pudieran hacer frente a El Niño y también servirán para que este año se preparen ante la posibilidad de La Niña.

Otras medidas se orientaron a lograr alianzas estratégicas para proveer de alimento al ganado, se fortalecieron proyectos de irrigación y se facilitaron semillas así como otros materiales genéticos resistentes a condiciones climáticas en variedades de frijol y arroz.

“La Niña nos alerta y nos pone a trabajar en estrategias adicionales, que igualmente demandarán capacitación a los productores. Esto sobre todo porque vamos a tener más lluvia en algunas zonas y eso hay que atenderlo”, dijo Vargas.

2023: un año atípico

Según el Estado Mundial del Clima, informe recientemente publicado por OMM, el 2023 fue el año más cálido desde que existen registros, con una temperatura media mundial de 1,45 °C por encima de los niveles preindustriales que se utilizan como referencia.

De hecho, 2023 fue el año más cálido de los 174 años que poseen observaciones meteorológicas, batiendo el récord alcanzado anteriormente por 2016 y 2020.

Detrás de esas altas temperaturas estuvo El Niño. En Costa Rica también se experimentaron temperaturas más cálidas de lo normal a partir de junio de 2023. Es más, se presentaron 22 anomalías de más de 2°C en temperaturas máximas y se batieron 35 récords. Guanacaste fue la provincia que más récords batió con un total de 11, seguida por Alajuela con seis, Heredia y San José con cinco, Cartago con cuatro, mientras que Puntarenas y Limón registraron dos.

“En noviembre, en todas las regiones climáticas del país, tuvimos récords de temperatura”, mencionó Stolz.

En cuanto a lluvias, a excepción de Valle Central y Pacífico Sur, todas las regiones climáticas presentaron déficit. Pacífico Norte, por ejemplo, presentó 43% de déficit a lo largo del año. En otras palabras, la distribución de las lluvias fue desigual, al punto de registrar déficit y superávit en un mismo año.

“2023 presentó características muy sui generis. Por un lado, en el país se rompieron récords de lluvias a nivel mensual en varios puntos como Nicoya, que presentó 700 mm en octubre (el último récord había sido en el 2007). Otro ejemplo es Pérez Zeledón que llegó casi a 400 mm en marzo, un mes que suele ser particularmente seco. Pero, por otro lado, también tuvimos meses secos. En Upala, por ejemplo, en mayo llegamos a acumular 40 mm. El último récord en Parrita fue en 2015 y el año pasado se tuvo un déficit importante que rondó los 45 mm”, dijo Stolz.

Esto no se debe únicamente a El Niño. La concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera contribuye al aumento a largo plazo de la temperatura mundial. “Los GEI continúan aumentando y sería difícil explicar temperaturas tan altas sin el efecto de estas emisiones. De hecho, este episodio de El Niño no ha sido tan intenso como los anteriores y, sin embargo, las temperaturas máximas que hemos experimentado han sido notablemente más altas”, dijo Buontempo a AFP.

En parte, ese calor derivado de los GEI se ve en las temperaturas medias del mar. Según OMM, estas alcanzaron máximos históricos a partir de abril de 2023, batiendo récords en julio, agosto y setiembre.

Temperaturas excepcionalmente elevadas se presentaron en el Atlántico Norte Oriental, el golfo de México y el mar Caribe, el Pacífico Norte y amplias zonas del océano Austral, produciéndose olas de calor marinas generalizadas.

Y estas altas temperaturas del mar Caribe podrían estar influyendo en la sequía meteorológica que experimenta Costa Rica desde 2021, particularmente en la vertiente Caribe. “Es una sequía meteorológica que no tiene explicación ni por La Niña, ni por El Niño. Una hipótesis que manejamos es que la sequía está relacionada al calentamiento extraordinario que ha tenido el mar Caribe en los últimos años”, explicó Luis Fernando Alvarado, jefe de Información Meteorológica del IMN. “Nunca habíamos visto que el mar Caribe subiera más de 1°C con respecto al histórico”, agregó.

Entonces, la vertiente Caribe está experimentando condiciones secas independientemente de ENOS y el Pacífico también las está viviendo debido precisamente a El Niño. “Estamos teniendo esas condiciones secas en todo el país, de costa a costa y de frontera a frontera”, dijo Alvarado.

De hecho, para 2024, IMN mantiene el aviso de sequía meteorológica tanto en la región Caribe como en Zona Norte, Pacífico Norte (cantones de La Cruz, Liberia, Carrillo, Santa Cruz, Bagaces, Cañas y Tilarán), Pacífico Central (Quepos y Parrita), Pacífico Sur (Golfito y Corredores) y Valle Central (Cartago, El Guarco, Paraíso, Oreamuno y Alvarado).

Panorama para 2024

La influencia de El Niño y las altas temperaturas en el mar Caribe se mantuvieron incluso a principios de 2024. De hecho, enero fue persistentemente deficitario en lluvias, incluso en el Caribe. “Llegando a un déficit tan fuerte del 72% en el Caribe Sur”, resaltó Stolz.

Febrero, aunque se dio una recuperación leve en la Zona Norte, siguió siendo deficitario en lluvias.

En cuanto a temperatura, los costarricenses sintieron más calor este primer trimestre que el mismo periodo en años anteriores. El 9 de marzo, por ejemplo, Filadelfia alcanzó 40,88 °C. Bagaces marcó  40,81 °C el pasado 7 de marzo, mientras que -el 10 de marzo- Paquera registró 38,62 °C.

Marzo fue un mes particularmente caluroso a nivel nacional”, dijo Stolz. “Generalmente, cuando hay evento de El Niño, lo que se impacta más es Pacífico y Valle Central. Pero, al estar el mar Caribe tan cálido, el impacto se ha extendido a todo el país”.

Abril descontó su primer día con altas temperaturas. Palo Verde, por ejemplo, alcanzó 39°C; Sardinal marcó 38,6°C y Santa Cruz registró 38,5°C. Todos, lugares ubicados en Guanacaste.

De los 10 sitios más calurosos registrados por las estaciones de IMN este 1 de abril, nueve se encuentran en el Pacífico Norte (registraron temperaturas por encima de 37°C). San Jorge, en Los Chiles, completó la lista con 37,9°C.

La previsión es que temperaturas más cálidas de lo normal continúen a lo largo del año. En este sentido, entre abril y junio, la temperatura media sería más elevada de lo normal (0,5-1 °C) en las regiones climáticas del Pacífico Central y Sur; pero aún más cálidas (1-1,5 °C) en Pacífico Norte, Zona Norte, Valle Central y Caribe.

Para julio y agosto, la temperatura media sería más elevada de lo normal (0,5-1 °C) en Pacífico Central y Sur así como Zona Norte Occidental; pero aún más cálidas (1-1,5 °C) en Pacífico Norte, Zona Norte Oriental, Valle Central y Caribe.

En el periodo comprendido entre setiembre y noviembre, la temperatura media sería más elevada de lo normal (0,5-1 °C) en Zona Norte Occidental, Valle Central y Pacífico (Norte, Central y Sur); pero aún más cálidas (1-1,5 °C) en Zona Norte Oriental y Caribe.

Con respecto a lluvias, IMN prevé que sea Pacífico Sur el que inaugure la estación lluviosa este año entre 16 y 19 de abril. Le seguiría Pacífico Central entre 22 y 28 de abril, mientras que en el Valle Central caerían las primeras gotas entre el 28 de abril y 8 de mayo.

Ya en el mes de mayo, Pacífico Norte estaría recibiendo sus primeras lluvias del 8 al 13 de mayo, mientras que Zona Norte lo haría entre 11 y 13 de mayo.

“La temporada de lluvias se espera más intensa de lo normal en la vertiente del Pacífico y Valle Central, especialmente durante el segundo semestre, así como de forma adelantada específicamente en el Pacífico Sur y Pacífico Central”, señaló Stoltz.

En cuanto a la distribución, la perspectiva para el periodo comprendido entre abril y junio es déficit de lluvia (-15%) en Caribe y Zona Norte Oriental; así como lluvias normales (+5%) en Pacífico Norte y Zona Norte Occidental; lluvias normales (+10%) en Valle Central; además de excedentes de lluvia (+15%) en Pacífico Central y Pacífico Sur. La ocurrencia del Veranillo se prevé que sea normal.

Para julio y agosto, se prevén excedentes de lluvia (+15%) en Pacífico Central, Pacífico Sur y Valle Central; así como lluvias normales (-10%) en Caribe y Zona Norte Oriental; además de lluvias normales (+10%) en Pacífico Norte y Zona Norte Occidental. La canícula -que suele presentarse en el Pacífico, Valle Central y Zona Norte Occidental- será más corta de lo normal.

Los meses de setiembre a noviembre se perfilan con condiciones menos lluviosas de lo normal (-15%) en Caribe y Zona Norte Oriental; lluvias normales (+10%) en Pacífico Sur; además de lluvias sobre de lo normal (+15%) en Pacífico Norte, Pacífico Central, Valle Central y Zona Norte Occidental.

Como se mencionó anteriormente, se prevé el desarrollo de un evento de La Niña en el último trimestre del año y, generalmente, cuando ocurre La Niña, la temporada ciclónica de la Cuenca del Atlántico Norte suele ser más activa.

La temporada ciclónica se extiende del 1 de junio al 30 de noviembre de cada año. Para este 2024, se prevén 17-19 ciclones con nombre (entre tormentas tropicales y huracanes). Lo normal en una temporada son 14 ciclones.

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