Luego de que el reino de Prusia fuera derrocado en 1918, sus príncipes Segismundo von Hohenzollern de Prusia y Carlota Inés de Sajonia-Altenburgo hicieron maletas y tomaron rumbo hacia América, donde —luego de nueve años (en 1927)— decidieron establecerse en Costa Rica, en una finca ubicada en San Miguelito de Barranca (Puntarenas). 

Esta finca, según un estudio realizado por la investigadora Isa Torrealba, se dedicaba a la agricultura sostenible y también al estudio de la meteorología. Allí, los príncipes compartieron su conocimiento con los vecinos.

En 1936, en esta finca —que era conocida con el nombre de Santuario Natural de San Miguelito de Barranca— se fundó uno de los primeros laboratorios de observación meteorológica en el país.

La princesa Carlota fue la principal observadora meteorológica y recolectora de datos. Su trabajo fue tan bueno que recibió un premio por parte del Instituto Meteorológico Nacional (IMN) como “Observadora del Tiempo”.

Según Torrealba, los datos recolectados por la estación meteorológica de los príncipes actualmente se encuentran extraviados. Sin embargo, se cree que estos pudieran estar en manos de quienes vivían cerca de donde estaba la finca.

A parte de una estación meteorológica, los príncipes tenían una colección biológica conformada por frascos con especímenes de animales y plantas, así como una biblioteca con libros de ciencia.

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